Los trabajos, realizados en medio centenar de países, indican que los padres afrontan situaciones que superan sus posibilidades. Entre ellas destacan la dificultad para conciliar el horario laboral y el familiar, la atención a los mayores y enfermos, la mediación en el uso de los medios de comunicación social y nuevas tecnologías, o el encarecimiento de los productos básicos.
El Congreso, organizado por la Federación Internacional para el Desarrollo de la Familia, fue presentado ayer por su presidenta, Marina Robben. Bajo el título «La Familia, Escuela de Derechos Humanos», el encuentro debatirá el papel de los padres en la educación en los Derechos Humanos, y planteará la ayuda que desde las organizaciones internacionales se puede prestar a las familias en este sentido.
Robben situó como uno de los objetivos fundamentales el de prevenir los problemas desde la experiencia de otros padres, de modo que puedan conocerlos y anticiparse a las situaciones extremas, a través de «ideas sencillas que facilitan la convivencia».
El Congreso reunirá a más de 1.000 expertos provenientes de 51 países, parlamentarios y ministros de varios continentes, así como expertos internacionales. La representación española estará conformada, entre otros, por la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, y el vocal del Consejo General del Poder Judicial, Antonio Monserrat.
Una Declaración Final dirigida a los distintos gobiernos e instituciones internacionales, recogerá las conclusiones que se aplicarán en los cursos para padres organizados por la Federación.
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