La sociedad nos ha convencido de que lo más importante es el éxito, y no es verdad. Nuestros hijos quieren pasar más tiempo con sus padres, pero los padres no sabemos qué hacer con ellos. Falta que los padres nos formemos para realmente ser Padres con mayúscula. Y no convertirnos en padres generosos que están al lado de los hijos para concederles todos los caprichos que muchas veces los niños nos piden y que nosotros cedemos para que no molesten.
En la sociedad cruceña hay una tendencia de los padres a facilitarles a nuestros hijos todo lo que sus ojos brillan (Ipod, Play Station, Celulares de última generación), haciéndose muy popular esa frase que dice “que no les falte nada”. Esto es así ya que nosotros y nuestros padres pasamos por momentos de necesidad y de mucho esfuerzo para salir adelante, y ahora que hemos alcanzado cierto éxito y calidad de vida queremos “que no les falte nada”, y no nos damos cuenta de que aquello que nos faltó en su momento fue una escuela de virtudes para nosotros y que ahora nuestros hijos no la tienen en su verdadera dimensión.
No se trata de quitarles nada a nuestros hijos, pero sí que sepan que las cosas cuestan y que hay que esforzarse, que tienen que vivir las virtudes humanas, laboriosidad, trabajo, sinceridad, reciedumbre… Y no crean que el éxito no es tenerlo todo, el éxito es tener para darse a los demás y no buscar egoístamente nuestros propios intereses personales.
La función de nosotros los padres en la educación es precisamente forjar en nuestros hijos estas virtudes de hombres y mujeres que tienen que vivir en familia para formar en un futuro una familia que engrandezca nuestra región y nuestro país.
Por eso los padres no somos quienes tenemos que enseñar a los hijos matemáticas, pero si debemos enseñarles a tener la fortaleza suficiente para que ellos pasen horas estudiando matemáticas. Y así una a una todas aquellas virtudes que ayudan en el trabajo, y hacerles tomar consciencia que en esta etapa del colegio su trabajo es estudiar.
Tenemos que ser el apoyo para nuestros hijos en los momentos que ellos buscan nuestra ayuda, pues en los vaivenes de la infancia y la adolescencia si no están los padres junto a ellos y las madres junto a ellas, puede llegar una gran crisis que vuelven complejo el camino a recorrer en la vida.
Hay que saber conciliar el trabajo con la familia, las diversiones con el hogar, la vida social y nuestra casa. No puede ser que en las familias los padres y madres desaparezcamos del hogar bajo excusa del trabajo de las fiestas sociales de mil y una excusas. Nuestro principal y gran negocio es la educación de los hijos en el hogar. Si en esta época que va de la crianza a la juventud no estamos junto a ellos hemos fracasado cómo padres.
Desde el Consejo de Administración queremos proponer a la Familias del Franco Boliviano este nuevo enfoque para que juntos sigamos en esta noble tarea de formar integralmente a nuestros hijos.
Normalmente creemos que en el colegio primero son los alumnos, luego los profesores y en tercer lugar los padres. Proponemos cambiar esta ecuación y plantearnos que primero somos los padres, luego los profesores y en último lugar los alumnos. Pues si lo hacemos así realmente nuestros hijos serán los primeros, siempre y cuando los padres tomemos conciencia de nuestra responsabilidad de educadores. Si no lo hacemos nosotros no lo hará nadie.
JAVIER UREY I Presidente Consejo de Administración
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